El lógico desgaste de Nadal

Fuimos muchos los que allá por 2005 nos preguntamos si Rafa Nadal podría aguantar durante muchos años el ritmo que imponía a su juego. Contaba con 19 años y convertía sus partidos en auténticos despliegues físicos que llegaban a sobrecoger al espectador. Era normal: lo que para otros tenistas más veteranos se antojaba imposible, para él sólo era un juego de niños. Pero la pregunta era evidente: ¿cuánto tiempo podría aguantar Nadal ese ritmo?

Su juego nada tiene que ver con el de su máximo rival Roger Federer. El suizo gana sus partidos andando, parece que no hace esfuerzos y hace gala de una elegancia insultante. En cambio Nadal es todo un torbellino: grita, salta, corre y acaba por desesperar a su adversario porque llega a todas las bolas siempre que su físico se lo permite. Pero en estos últimos meses parece que su físico no está por la labor de permitirle todo lo que él le exija…
2008 fue el mejor año en la carrera del tenista mallorquín, consiguiendo afianzarse en el número 1 de la ATP y logrando su cuarto Roland Garros consecutivo, su primer Wimbledon en una final ante Roger Federer que pasará a los anales de la historia y convirtiéndose en el primer español que se cuelga al cuello la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Pekín en categoría individual.
2009 comenzó de manera inmejorable, al conseguir el triunfo en el abierto de Australia. Parecía que 2009 iba a ser su año… Pero lo cierto es que Rafa no consiguió tener continuidad por culpa de las lesiones, concretamente de sus maltrechas rodillas. Perdió por primera vez en Roland Garros y se vio obligado a renunciar a la defensa de los títulos de Queen’s y Wimbledon. Parecía lógico que ese ritmo frenético comenzase a pasarle factura.
Actualmente ha descendido al tercer puesto de la ATP. Hasta ahora, el mallorquín ha jugado todos los torneos que ha podido, fuesen de la categoría que fuesen, lo que ha ido en perjuicio de su físico. Con este calendario destructor, Nadal debe ser mucho más discriminativo y jugar los torneos verdaderamente importantes y en los que pueda aspirar a hacer un papel digno. O, por otra parte, debería intentar adaptar poco a poco su juego, para no basarlo tanto en el físico y sí más en la técnica, reduciendo el desgaste de sus rodillas. Son muchos años los que le quedan por delante al más alto nivel y tiene que pensar en su futuro: es preferible dilatar su carrera lo máximo posible, en lugar de ganar títulos en poco tiempo a costa de su físico. Porque eso no hay nadie que pueda aguantarlo, ni siquiera el mismísimo Rafa Nadal.